Los fibromas son a menudo asintomáticos, pero pueden producir menorragia, menometrorragia, presión intensa o dolor (debidos al crecimiento, degeneración, hemorragia o torsión de un fibroma pedunculado), molestias urinarias o intestinales (p. ej., frecuencia o urgencia urinarias, estreñimiento), abortos recurrentes e infertilidad. La degeneración o el crecimiento de un fibroma producen dolor agudo que puede cronificarse por la continua degeneración.
En general, los fibromas no interfieren con el logro del embarazo; sin embargo, pueden complicar el embarazo produciendo contracciones o parto prematuros, malposición e incluso hacer necesaria una cesárea.
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