Los nacimientos contranatura relatados por los mitos son una manera de explicar lo que con la razón es imposible de comprender. Los sabios renacentistas ya decían que «Morir es ser amado por un dios, y viceversa, que amar es morir o ser muerto por un dios». Toca pues, en esta empresa, que el alma se deje raptar o aspirar por el furor de los dioses, lo cual es una forma de decir, ya que no vendrán unas divinidades de afuera a rescatarla y elevarla, sino que más bien se trata de dejar de poner las trabas que impiden el despertar o renacer de sus posibilidades superiores. En este caso, el mito, que es un símbolo verbalizado, actúa de partera y ayuda a extraer lo que el alma ya lleva en su seno de modo potencial. Por ejemplo, la mortal Semele, madre de Dioniso, le pide a Zeus que se le revele con toda su majestad y fuerza; él así lo hace, y la mujer de carne y hueso cae fulminada, pero el vástago que lleva en su vientre completa su período de gestación implantado en el muslo paterno, lo que le hace adquirir su condición inmortal. Nace el niño-dios que en su vida no hará sino recordar su identidad humana y divina.
Nacimiento de Dioniso
Otro mito. La Sabiduría y la Inteligencia, que son las dos facetas más altas de la deidad, están simbolizadas por la diosa Atenea. Esta, para dar idea de la alta procedencia de esas dos energías universales, nace de la cabeza de su padre Zeus como una adulta guerrera y sabia conocedora de las ciencias y artes que legará a los hombres para que con su soporte puedan trascender los estrechos límites de la individualidad y viajar por el ancho mundo de las ideas y los arquetipos.
Nacimiento de Atenea
Y otro más. Del semen de Urano caído en el océno se engendra una diosa que nacerá de la espuma, y sobre una concha llegará hasta la orilla de la tierra. Urano = Cielo fecunda las aguas, que en un sentido extenso representan el principio femenino del cosmos, y en otro complementario, son el símbolo del Alma. La poderosa y bella Afrodita es como la piedra imán que impregna toda el Anima, cohesionando y equilibrando las fuerzas cósmicas a través de su sutil energía, que se llama Amor. Ella provoca las uniones de los seres y las cosas entre sí y con su Principio. De sus cópulas con los dioses nacen innumerables vástagos. Con Hermes tiene a Hermafrodita; con Marte, a Eros y Anteros, Deimo (el temor), Harmonía y Fobo (el terror); de sus amores con Dioniso nace Príapo y con Adonis engendra a Eneas, símbolos todos ellos esas posibilidades universales que anidan en nuestro seno y que son las que se activan o actualizan en este tramo del trayecto.
Nacimiento de Venus (Afrodita) de Botticelli
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