Toda mujer que ha comenzado su vida sexual debe, dentro de los primeros tres años de inicio de las relaciones sexuales, hacerse su primer examen de Papanicolau para despistaje de cáncer de cuello uterino, y a partir de ese momento hacerlo anualmente.
- Existen actualmente dos vacunas que evitan la infección de los PVH oncogénicos 16 y 18 (y posiblemente ayude también contra otros 2 de los 15 virus de alto riesgo) en aquellas mujeres que aún no han adquirido contacto con ellos.
- La vacunación contra el PVH no exime de los controles anuales de despistaje con Papanicolau.
En pacientes con resultado de Papanicolau anormal se debe realizar un seguimiento, el cual puede hacerse de diferentes maneras, ya sea repitiendo el Papanicolau, haciendo un examen de detección de PVH de alto riesgo con técnicas especiales o mediante un examen de Colposcopía (se examina el cuello uterino con lente de aumento).
- El examen de Papanicolau anormal debería ser confirmado por una biopsia (guiada por Colposcopía) antes de recibir tratamiento.
- La confirmación de una lesión pre-invasora (Displasia) permite el tratamiento mediante técnicas como la Criocauterización con Nitrógeno líquido, la extirpación quirúrgica de parte del cuello uterino donde se origina la lesión (Conización electroquirúrgica o con bisturí), y en algunos casos la extirpación del útero incluyendo el cuello uterino.
En conclusión, las mujeres que reciben un seguimiento periódico mediante alguna de las técnicas de despistaje de cáncer de cuello uterino tendrán muy poca probabilidad de tener una complicación, o morir a causa de esta enfermedad.